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MUERTE DE PATRICIA VERDUGO ENLUTA AL PERIODISMO NACIONAL

Texto: Susana Kuncar, consejera metropolitana.
Fotografías: gentileza de geocities, elmundo.es, elmostrador.cl


Dejó de existir la periodista que demolió de un plumazo el férreo cerco informativo impuesto por la dictadura de Pinochet, con su libro “Los Zarpazos del Puma” y otros dedicados a denunciar las violaciones a los derechos humanos en Chile.

Patricia Verdugo

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La menuda figura de Patricia Verdugo no daba cuenta del enorme coraje anidado en el cuerpo de esta mujer de ojos vivaces y sonrisa luminosa, que a la hora de hablar fuerte y claro en la defensa de causas que considereba justas, no se amilanaba ante nada.
Quizás por lo mismo, fue ferozmente independiente. Con motivo de su partida, seguramente lo más citado será su valiente trayectoria profesional en plena dictadura, con un libro como “Los Zarpazos del Puma” (1985), pirateado y vendiéndose como pan caliente en las cunetas de las calles a lo largo del país, en otra de las imágenes surrealistas que poblaron nuesta loca geografía durante aquellos años. No conozco a ningún (a) otro (a) colega que haya logrado tal grado de masividad e impacto a través de una investigación periodística sobre un tema de derechos humanos. Con los “Los Zarpazos del Puma”, Patricia Verdugo literalmente demolió de un plumazo el férreo cerco informativo impuesto por la dictadura. La importancia de ese libro fue tal, que mucha gente en Chile se enteró de que se violaban los derechos humanos leyendo sus dramáticas páginas.
En el último tiempo, desde el diario electrónico El Mostrador, algunas de sus columna fueron como cuchillos, por lo agudas y certeras. Recuerdo especialmemnte una, donde denunciaba con dolorosa lucidez las negociaciones que dieron origen a la transición chilena y que garantizaron en definitiva la impunidad a Pinochet y sus más cercanos colaboradores. O esa otra, en que reivindicaba dulcemente la condición lésbica de Gabriela Mistral (ella amó, ella fue felíz en los brazos de otra mujer).
Es que la Paty Verdugo (como la conocíamos en el gremio) nunca fue políticamente correcta. Y por si alguna duda quedaba, las despejó todas cuando decidió no someterse a la tiranía de la estética social impuesta al género femenino, y se dejó el cabello blanco en canas, lo cual finalmente se convirtió en una especie de sello personal.
Su espíritu se templó en el dolor. En lo público, el asesinato de su padre, Sergio Verdugo, dirigente sindical DC, a manos de la Dirección de Inteligencia de Carabineros DICAR, en 1976. En los privado, la pérdida de dos de sus hijos en la temprana infancia.
Las crónicas post-mortem consignan que sus primeros estudios los realizó en el colegio Nido de Águilas, “donde desarrolló los conceptos de igualdad y respeto a la libertad. En esos años fue capaz de denunciar a un religioso, que habría tenido conductas indebidas con ella.

Su adolescencia la vivió en el Liceo 9, donde tuvo la experiencia de convivir con personas de diferentes clases sociales, dirigió el centro de alumnos, defendió al profesorado y otras causas. En 1968 se tomó la Universidad Católica con sus compañeros, obligando a colocar a un rector laico”. (Cooperativa.cl)
En 1974 se tituló de periodista con los máximos honores. Ya estaba casada con el colega Edgardo Marín, hoy dirigente del Consejo Nacional del Colegio de Periodistas.
Desde 1969 se desempeñó en Relaciones Publicas de la Escuela Militar, trabajo que abandonó para dedicarse por completo a la revista Ercilla. Posteriormente, formó parte del equipo fundador de revista Hoy (1977) y años después participó en los avatares periodísticos de las revistas Apsi y Análisis. También fue corresponsal de la red de televisión mexicana "Televisa" y, en 1992, se incorporó al programa de reportajes "Informe Especial" de Televisión Nacional de Chile.
En lo gremial también destacó en los años duros, llegando a ser Presidenta del Consejo Metropolitano del Colegio de Periodistas en 1983, donde figuraba inscrita con el Nº 2033, el 21 de junio de 1976.

Pero fueron sus libros de denuncia de las violaciones a los derechos humanos en Chile los que le dieron mayor notoriedad. El primero, "Detenidos desparecidos: Una herida abierta" (1979), fue prohibido por la dictadura y le significó ser víctima de diversas amenazas. Luego vinieron “André de la Victoria” (sobre el asesinato del sacerdote André Jarlan durante una jornada de protesta); “Rodrigo y Carmen Gloria: Quemados Vivos” (acerca de la barbarie cometida por militares que costó la vida al fotógrafo Rodrigo Rojas y dejó con graves secuelas a Carmen Gloria Quintana),”Bucarest 187” (donde investiga sobre el asesinato de su padre) y “Operación Siglo XX” (que relata los detalles del atentado en contra de Pinochet perpetrado por el FPMR en 1986). Mención especial merece “Los Zarpazos del Puma”, una acusiosa investigación periodística sobre los crímenes cometidos por la “caravana de la muerte”, comandada por el general Arellano Stark, tan sólo meses después del golpe militar de 1973. La publicación no sólo se transformó en un boom editorial, sino que además fue pieza fundamental en la investigación judicial que se llevó a cabo posteriormente sobre la operación represiva.
En 1993, Patricia Verdugo fue distinguida con el Premio María Moors Cabot, el mayor reconocimiento que se le otorga a un periodista extranjero en Estados Unidos. En 1997, ya recuperada la democracia, recibió el Premio Nacional de Periodismo.

 

 
Carta a Paty Verdugo
carta
10 kb.
 
Despedida de Odette Magnet
despedida
14 kb.
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